Desde la dimensión intermedia
ISBN: 9788496581111
Fecha: 2003
Tamaño: 12.5 x 20 cm
Páginas: 464
Editorial: Zeta Bolsillo
Sinopsis
Felipe Arcalla se debate entre la vida y la muerte tras sufrir un atentado. Desde esa dimensión intermedia en la que se encuentra mientras los médicos luchan por reanimarle, el protagonista, un escritor reconocido de carácter emprendedor, ve ante sí su existencia. Desde su humilde infancia en San Sebastián bajo el franquismo, hasta sus años adultos determinados por su exitosa carrera literaria, Arcalla aborda el día a día junto a su mujer e hijos, su determinante amistad con Pablo Guijarro y la obsesiva relación que estableció con Micaela, una mujer casada. Pero lo más chocante es que su estado actual le permite percibir qué ocurrió realmente bajo lo que él consideraba su vida. El protagonista comprende así que muchas de las apariencias eran falsas y que los secretos y las mentiras determinaron una existencia que él creía controlar. Controlado por este descubrimiento, Arcalla deberá tomar una de las decisiones más importantes en la vida de un ser humano.
Mercedes Salisachs sitúa a su protagonista en una dimensión atemporal que le permite abordar temas tan interesantes como la realidad que se oculta bajo las falsas apariencias, la frágil línea que divide la vida y la muerte, o la relatividad del éxito.
Desde la dimensión intermedia confirma una vez más la hondura psicológica de la narrativa de la reconocida autora de obras como La gangrena o La conversación. Lo único que me incomoda (al margen de sacar a relucir los desechos de mi vida) es la incapacidad de comunicarme con los que todavía se sienten atrapados por la coraza del cuerpo.
Quisiera decirles tantas cosas. Ojalá pudiera explicarles que lo que ellos llaman vivir es sólo un juego, una prueba, una forma de distraernos para que, al llegar a la zona intermedia, podamos vaciar nuestros lastres sin demasiados esfuerzos.
También quisiera decirles que morir es nacer. Que lo importante no son las "medidas", los planteamientos, los sueños. En realidad, los sueños que llamamos ilusiones no son sueños "despiertos", sino fantasías dormidas propias de gentes amodorradas que actuan al son de lo que el instinto les va señalando. Criaturas limitadas por la brevedad de su tiempo, que vagan por países, ciudades, calles y viviendas, ofuscadas por el odio, los amores fortuitos, las exigencias del sexo, el afán de poder, la obsesión de figurar, de alcanzar la fama, de ser algo más que una persona normal puesta en la tierra para aprender a vivir, sin comprender que más allá de sus sueños terrenos, de sus sonambulismos, de sus desorientaciones, de sus ronquidos y de sus pesadillas, existe el verdadero despertar a la vida intermedia.
Mercedes Salisachs sitúa a su protagonista en una dimensión atemporal que le permite abordar temas tan interesantes como la realidad que se oculta bajo las falsas apariencias, la frágil línea que divide la vida y la muerte, o la relatividad del éxito.
Desde la dimensión intermedia confirma una vez más la hondura psicológica de la narrativa de la reconocida autora de obras como La gangrena o La conversación. Lo único que me incomoda (al margen de sacar a relucir los desechos de mi vida) es la incapacidad de comunicarme con los que todavía se sienten atrapados por la coraza del cuerpo.
Quisiera decirles tantas cosas. Ojalá pudiera explicarles que lo que ellos llaman vivir es sólo un juego, una prueba, una forma de distraernos para que, al llegar a la zona intermedia, podamos vaciar nuestros lastres sin demasiados esfuerzos.
También quisiera decirles que morir es nacer. Que lo importante no son las "medidas", los planteamientos, los sueños. En realidad, los sueños que llamamos ilusiones no son sueños "despiertos", sino fantasías dormidas propias de gentes amodorradas que actuan al son de lo que el instinto les va señalando. Criaturas limitadas por la brevedad de su tiempo, que vagan por países, ciudades, calles y viviendas, ofuscadas por el odio, los amores fortuitos, las exigencias del sexo, el afán de poder, la obsesión de figurar, de alcanzar la fama, de ser algo más que una persona normal puesta en la tierra para aprender a vivir, sin comprender que más allá de sus sueños terrenos, de sus sonambulismos, de sus desorientaciones, de sus ronquidos y de sus pesadillas, existe el verdadero despertar a la vida intermedia.